Lo primero que sorprende al entrar en la Finca de Matarosueros, a 25 km de Segovia, es ver tantos caballos en libertad, 200 caballos lusitanos para ser exactos, en plena naturaleza. Una vez que llegamos nos reciben Mónica y Alberto, un gran equipo de dos, que desde el primer momento hacen que te sientas como en casa. Lo primero es visitar el museo de fotos, trofeos y alguna que otra sorpresa, mientras se toma uno un buen vinito con un excepcional chorizo de la casa. Tras esto, llega el momento más esperado para todos, sobre todo los más pequeños, conocer a algunos de sus ejemplares de capas o colores especiales (perla o palomino, bayo, castaño, alazán y albino) y ahí es cuando te empiezas a dar cuenta de que te estás enamorando de cada uno de los caballos que ves. La visita guiada continúa recorriendo gran parte de la finca de 1000 ha, viendo yeguas y potros corriendo, saltando, que viven prácticamente en estado salvaje hasta los cuatro años (con supervisión). También se pueden ver las 300 reses bravas y vacas berrendas. Uno de los momentos más especiales es la exhibición de doma clásica que te demuestra lo inteligentes y dóciles que son estos caballos y sobre todo la elegancia que tienen en cada uno de sus ejercicios. Estos caballos, con multitud de premios internacionales, son cuidados, mimados, cada uno tiene su nombre, cada uno es una joya para todos los que trabajan allí. Así lo transmiten tanto Alberto como su mano derecha, Mónica.